Barrios enteros con instalaciones de autoconsumo: ¿Es posible?

Barrios enteros con instalaciones de autoconsumo: ¿Es posible?

El autoconsumo colectivo permite que varios hogares puedan disfrutar de una misma instalación fotovoltaica, disfrutando de varias ventajas como el pagar una menor inversión inicial. Te explicamos en qué consisten estos proyectos de instalaciones de autoconsumo colectivas y si se podrían aplicar en urbanizaciones o barrios enteros.

¿Cómo realizar este tipo de proyectos?

En el caso de que se trate de edificios, lo ideal es instalar las placas solares en la azotea de cada edificio para que así los distintos hogares que paguen por el servicio puedan tener acceso. Obviamente, habrá que llegar a un acuerdo de la gran parte de residentes para poder dar vía libre y validar el permiso para la instalación. A partir de ahí, ya podemos comparar presupuestos entre las distintas empresas proveedoras de energías limpias.

Por supuesto, aquí surgen las primeras complicaciones. La primera, saber a ciencia cierta el espacio del que disponemos. La opción más demandada suelen ser las azoteas, pero podrían utilizarse cubiertas, algún lugar del suelo que no moleste a los usuarios o zonas de jardines comunes. O construir una estancia en una zona común para tal fin.

Tras esta decisión, la empresa encarga de la instalación debe corroborar que es un lugar óptimo y proceder a dimensionar, en el concepto más amplio de la palabra, la magnitud de la instalación. Esto incluye, por supuesto, la cantidad de energía que, como máximo, puede destinarse a cada hogar.

Una urbanización en Rivas (Madrid) como ejemplo

El concepto de autoconsumo colectivo llega para quedarse. Y esta urbanización muestra el camino a seguir. Y aunque se trata de una urbanización, bien podíamos estar hablando de este lugar como un barrio, ya que casi 1000 familias se alojan allí. Y más de la mitad de esas viviendas, ya se han apuntado a un plan que supone la implementación de 40 instalaciones con 2.000 paneles solares.

No solo la necesidad de un cambio energético ha llevado a sus vecinos a votar un plan como este, sino también el plano económico, ya que siempre el autoconsumo colectivo sale más barato que hacerlo a nivel individual. Nos ahorramos costes como el plan de estudio y el diseño de cada instalación, su cableado y otros accesorios. Además, al comprar grandes lotes de placas solares, se consigue un mejor precio por parte del proveedor en cuestión.

El plan para la instalación está en marcha. Pero no comenzará a ejecutarse hasta finales de 2022. Una vez finalizada esta etapa inicial, se prevén más novedades, ya que la intención de este pequeño barrio es convertirse en comunidad energética, el paso definitivo para dejar de depender de grandes compañías eléctricas.

¿En qué consiste una comunidad energética?

La comunidad energética va más allá de instalaciones colectivas de autoconsumo al uso. No solo se trata de compartir entre varios usuarios una misma instalación fotovoltaica. Se trata de asegurar la gestión y participación directa y abierta de los usuarios sobre la propia energía que consumen a nivel colectivo. Es decir, de democratizar la energía.

Los precios de la luz, ya inasumibles para muchas familias, están empujando a la sociedad al comienzo de una transición energética que se acelere y se consume antes de lo previsto. Y esto puede traer este tipo de herramientas.

Y es que no solo se trata de apostar por las energías limpias, sino de hacerlo como verdaderos protagonistas. Las comunidades energéticas permiten eso, pudiendo escapar de las grandes imposiciones que suelen marcar las grandes compañías, monopolizando el mercado o haciéndolo en un falso oligopolio, con precios acordados entre ellas.

Ya existen cooperativas que podrían convertirse en comunidades energéticas. Y ya hemos visto el ejemplo de que se puede convertir en una realidad incluso en urbanizaciones o barrios enteros.

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