¿Cómo afectará el coronavirus al desarrollo de energías sostenibles?
Las más optimistas previsiones estaban siendo ampliamente superadas en las primeras semanas de este año 2020. Se estaban alcanzando cifras récords en nuevas instalaciones de energías renovables instaladas, con especial mención a la energía solar fotovoltaica. Sin embargo, y como es lógico, la situación de parón productivo y el confinamiento generalizado ha supuesto un cambio radical en esa situación de crecimiento exponencial que estábamos viviendo. ¿Será solamente un frenazo temporal o afectará a largo plazo? Lo analizamos.
La situación previa al Estado de Alarma
Si nos remontamos a la primera semana de marzo, la producción solar se incrementó de forma muy significativa con respecto al mes anterior. Estos son los datos que aporta la prestigiosa AleaSoft. El crecimiento era generalizado en la gran mayoría de países desarrollados y que estaban apostando con fuerza por las energías renovables.
Por ejemplo, Francia estaba creciendo a un ritmo del 50 % con respecto a febrero, mientras que Alemania, con un 37 % de crecimiento en energía solar y 175 GWh instalados, alcanzó un nuevo récord para el país.
En cuanto a España, solamente hay que echar la vista atrás y remontarnos al mes de marzo del año pasado. Esa primera semana de marzo, con ya varias decenas de casos detectados de coronavirus en ese instante, la producción de energía solar estaba siendo un 25 % mayor que en el mismo mes de 2019.
Coronavirus: ¿Cómo afecta a corto plazo?
Con la entrada en vigor del Estado de Alarma, todo ha cambiado, sin duda. Por lo menos, en el corto (o muy corto) plazo.
La situación afecta directamente comenzando por la propia legislación, ya que en el doceavo capítulo del Decreto se señala que se debe garantizar el suministro de energía eléctrica a los ciudadanos y ciudadanas, así como productos derivados tanto del petróleo como del gas.
Así queda señalado en el artículo 7 de la Ley 24/2013 del Sector Eléctrico, y en los artículos 49 y 101 de la Ley 34/1998 del sector de hidrocarburos.
Entonces, ese crecimiento imparable, se ve afectado por la situación actual provista por el Estado de Alarma. A corto plazo, la consecuencia obvia directa es que las distintas instalaciones que estaban siendo construidas ahora se encuentran en `stand by´, tales como parques fotovoltaicos o eólicos cuyo proceso de construcción se ha paralizado.
Es ineludible que, aunque se trate de una cuestión temporal, tiene sus consecuencias. Sin embargo, varios expertos han señalado que es posible que, a largo plazo, esta situación pueda beneficiar a la producción de nuevas energías renovables en un futuro.
¿Por qué? Por algo tan simple como que, debido a la situación actual, hemos visto como muchas zonas del planeta, con China como mayor ejemplo, están limpiándose de la excesiva contaminación que existía. Esto nos lleva a una profunda reflexión sobre la necesidad de seguir apostando, y con más fuerza, por las energías renovables.
De momento, todo parece indicar que los plazos que estaban previstos para los distintos planes nacionales de aplicación de renovables se retrasarán hasta superar la tremenda crisis de la pandemia del coronavirus y esperar, de esta forma, a una recuperación económica paulatina para poder relanzar todos esos proyectos de desarrollo de instalaciones de generación de energías renovables que han quedado paralizados.
La situación que vivimos hoy también ha afectado, por supuesto, a todos aquellos proyectos que ya tenían todo listo para empezar. Igualmente, a aquellos que estaban en trámites, ya que a pesar de que muchos de ellos se pueden realizar vía telemática, la urgencia lleva a las administraciones a dar prioridad a otros asuntos, por lo que también a nivel burocrático la cosa está ciertamente estancada.
A pesar de la incertidumbre actual vivida, la lógica nos dice que muchas cosas deben cambiar tras la crisis. Y, sin duda, una de ellas debe ser la de seguir fortaleciendo y ampliando los distintos planes para la implantación de nuevos sistemas de energía renovable.
Las previsiones a largo plazo son mucho más esperanzadoras
A pesar de los devastadores efectos económicos que – en principio – se prevén, la pandemia mundial de coronavirus también trae algún aspecto positivo, en especial para el medio ambiente. Hace tan solo unas semanas, varios estudios e imágenes emitidas por los satélites mostraban que la crisis del coronavirus había tenido un efecto positivo sobre la contaminación en China. Y es que se ha reducido hasta en un 25% las emisiones de CO2 (dióxido de carbono) de China.
Ahora es la Agencia Espacial Europea (ESA) la que ha publicado sus estudios e imágenes, mostrando una disminución realmente significativa en las zonas de Europa más afectadas, tales como Italia, España o Francia. Además de reducirse las emisiones de CO2, también se ha reducido rápidamente la concentración de dióxido de nitrógeno (NO2), un gas muy tóxico que es de las sustancias que más propician el tan temido efecto invernadero.
Esto es una situación que nos lleva a una reflexión muy simple: la de que se deben fortalecer todavía más las medidas para incentivar las producciones de las distintas energías renovables.
Parece que, en algunas provincias de España, todavía en medio de la pandemia, ya se han dado cuenta. Es el caso del gobierno de Cantabria, que el 25 de marzo aprobó dotar con 50.000 euros para la implantación de instalaciones solares en el ámbito rural. Toda una declaración de intenciones; se marca un camino a seguir.
Por eso, creemos con firmeza que, a pesar de la complicada situación, debemos tener esperanzas para que las renovables resurjan a medio y largo plazo… y todavía con más fuerza.