La guerra en Ucrania y el futuro de la energía solar

La guerra en Ucrania y el futuro de la energía solar

La guerra de Ucrania ha sido una llamada de alerta para todos aquellos países que dependen del combustible ruso. Mientras continúa la invasión en Ucrania, los gobiernos europeos tratan de romper todo tipo de lazos con la energía rusa. Ahora más que nunca se necesita nuevas fórmulas para la obtención y almacenamiento de energía. Y una de las soluciones es, obviamente, acudir a energías limpias y renovables.

La influencia de Rusia sobre el precio de la luz

En primer lugar, es importante destacar que los precios de la luz y el gas están ligados en el mercado mayorista. Al menos así lo es para todos los estados miembros de la Unión Europea salvo para España y Portugal desde mayo de 2022. Y Rusia se destaca por ser el mayor productor de gas. Un país que, antes de la guerra, proporcionaba cerca del 42% del gas europeo: supone casi la totalidad del gas consumido en los países bálticos; más de la mitad del suministro a Polonia, Chequia, Eslovaquia o Austria; y en torno a un 40% de lo que le llega a Alemania.

Para hacernos a la idea de esa tremenda dependencia, cuatro son los gasoductos que se encargaban de distribuir el gas desde Rusia hacia Europa, aunque la inauguración y actividad del imponente canal Nord Stream 2 se ha paralizado debido a la guerra. Y los países dependen de dos vías para abastecerse del gas. Ya sea comprar gas a países productores, siendo estos los que deciden la apertura y cierre del mismo y vendido a bajo costo o comprarlo en el mercado global, pero a un precio más elevado. Todo esto acaba por elevar todavía más el coste del gas y, por consiguiente, el de la luz.

¿Cómo está la situación y qué alternativas existen?

La situación empeora cada día, sin ver con claridad el panorama que nos aqueja; ya que las sanciones hechas a Rusia han provocado que el gobierno presidido por Vladimir Putin tome, a su vez, represalias de vuelta, amenazando a los países miembros de la OTAN con cortar todo suministro de gas. A su vez, muchos de estos países se ven en la obligación moral de reducir esos lazos comerciales, pero a su vez necesitan de esa materia prima, por lo que muchos de estos estados se ven en la imperiosa necesidad de tener que negociar con otras naciones productoras de gas para así solventar su escasez.

Otro de los países con mayor exportación de gas es Noruega, este gaseoducto se extiende por Reino Unido y Países Bajos, de allí parte hacia el centro de Europa. Esto hace que Noruega posea uno de los mayores fondos y así mismo pueda financiar la llamada transición verde. Otra alternativa de suministro de gas se encuentra en Argelia, abasteciendo a los países de España, Portugal e Italia. Sin embargo, los problemas políticos entre Argelia y Marruecos y el cambio diplomático de España respecto a esa situación no ha hecho más que aumentar las barreras existentes para la obtención de gas por parte de nuestro país.

Si bien es cierto que el elevado coste de la luz es día a día más amenazante para todos los hogares de Europa, sin ir más lejos en España. Según un informe de la Oficina de Estadística Europea (Eurostat), en un análisis realizado en el año 2021 España se situaba en la quinta posición de países miembros con la luz más cara. La situación sigue siendo similar. Ahora se han buscado medidas, pero estas pueden ser insuficientes. La más reciente se estableció con la aprobación por parte de la Unión Europea como medida excepcional para nuestro país y Portugal. Bruselas ha reconocido la situación especial de la Península Ibérica respecto al mercado energético global, permitiendo la desvinculación de los precios de la luz y el gas.

Dicho acuerdo (en espera de aprobación) es reducir el precio del gas a 50 euros megavatio/hora por los siguientes 12 meses. Pero son previsiones demasiado optimistas visto lo visto a día de hoy. Por no decir totalmente irrealistas.

El paso definitivo hacia la energía renovable

Pero más allá de las medidas gubernamentales de los diferentes estados, los ciudadanos empiezan a sopesar otras vías, Y una de ellas pasa por comenzar, desde ya, el camino hacia la transición energética. Una transición que pasa por dejar atrás energías que poco a poco se van agotando y apostar por energías sostenibles y renovables, como la energía solar fotovoltaica. Esto ha hecho que muchos comiencen a interesarse por las instalaciones fotovoltaica de autoconsumo.

Una de las principales ventajas de la energía renovable es que no causa impacto ambiental, fomenta el autoconsumo y, por supuesto, permite un ahorro para los consumidores. Y todo a partir de recursos naturales ilimitados. Otro factor importante a destacar es que, con la luz tan cara, la inversión inicial en instalaciones solares y su amortización se ha igualado todavía más. Por otro, el precio del silicio y otros materiales que intervienen en la fabricación de placas solares y kits solares se ha visto reducido, y la oferta y la demanda han aumentado, por lo que podemos asegurar que esa amortización de la inversión inicial será progresivamente más baja, pudiendo estar actualmente cerca de los 5 años para amortizar el coste inicial.

Por último, España es uno de los países en donde se proporcionan más ayudas y subvenciones para invertir en la energía renovable. Por lo tanto, la mejor opción es apostar de forma definitiva por la energía solar fotovoltaica que ya empieza a ser una realidad en empresas, conjuntos residenciales, centros comerciales y otros recintos.

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