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Las placas solares, en auge en las comunidades de vecinos

Las placas solares, en auge en las comunidades de vecinos

No es ningún secreto que las renovables son el futuro. Tampoco lo es que lleva ya años en pleno crecimiento. El boom inicial se centró en viviendas unifamiliares o ciertos negocios muy concretos que apostaron por la energía solar fotovoltaica hace ya años. Ahora llega a las comunidades de vecinos. ¿Cuál es la razón de este auge?

Y es que todo comenzó a cuentagotas, en especial por la creciente preocupación por la emergencia climática, no con una conciencia colectiva tan evidente como hoy en día. Esa era una de las motivaciones básicas para interesarse por cualquiera de las formas de autoconsumo de energías renovables. Sin embargo, desde hace unos meses hasta aquí, todo ha cambiado debido a la escalada creciente de precios. Las facturas de la luz comienzan a ser inasumibles para muchas familiares, tanto en nuestro país como en el resto de Europa. Y esto ha acelerado el auge del autoconsumo de energía solar.

De viviendas individuales a comunidades de vecinos

No solamente se trata de mejorar la situación de nuestro planeta o la de nuestros bolsillos. Se trata de un nuevo modelo energético que implica el abastecimiento de energía limpia pero también se basa en una lucha por la independencia del actual oligopolio energético. Una lucha por hacer nuestra, realmente, la energía que consumimos. Y pagando lo justo por ello.

En nuestro país esta situación tuvo un punto de partida clave: el Real Decreto 244/2019 que suprimía el conocido como impuesto al sol. La maquinaria para ese nuevo modelo energético pudo ponerse en marcha con muchos menos límites y muchas más ayudas, tanto en trámites burocráticos como en subvenciones y bonificaciones fiscales (reducción de IBI, por ejemplo). Los números se traducen en un año 2021 con 1,2 GW de instalaciones solares de autoconsumo y en 2022 está previsto que llegue a los 2 GW.

El gran salto, la gran diferencia que supuso su expansión inicial al auge actual, reside en el cambio de formas. Y es que estamos pasando del autoconsumo individual al colectivo. Esto supone todavía un mayor ahorro a nivel individual para cada uno de los vecinos que reside en la comunidad. Ese ahorro, si se decide que sea conjunto, se puede aprovechar para instalar otras fuentes de energía renovables, como bombas de calor para calefacción o calentadores a partir de energía limpia. Dependiendo del tipo de instalación solar, el número de vecinos y diversos factores adicionales podemos llegar a amortizar las placas solares en un periodo que oscila entre los 2 y los 4 años.

Aumenta también la presencia en el mundo rural

Además, no solamente podemos comprobar un aumento sustancial en este tipo de soluciones en ciudades, sino que se está extrapolando al ámbito rural. No tanto, evidentemente, en lo que consideramos como instalaciones de placas solares para comunidades de vecinos en edificios, pero sí grandes empresas y pymes que por su actividad necesitan estar alejados de las metrópolis o de cualquier tipo de ciudad.

En instalaciones de autoconsumo para uso personal o familiar, también podemos ver un incremento exponencial. Pequeñas granjas familiares que ya apuestan por paneles solares, casas de segunda residencia o casas rurales para servicios turísticos son ejemplos que podemos descubrir fácilmente a lo largo y ancho de nuestra geografía. De hecho, comienzan a aparecer fórmulas que incluyen barrios enteros con instalaciones de paneles solares.

No obstante, de cara al año 2030, el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico ha señalado que las instalaciones de autoconsumo alcanzarán entre 9 GW y 14 GW. Previsiones que pueden quedarse cortas acudiendo a los números que se llevan mostrando durante los últimos meses. Las más optimistas dicen que esas cifras se superarán cinco años antes.

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