Mantenimiento de instalaciones fotovoltaicas
Hoy, en el blog de Litio Solar, queremos abordar un tema que seguro les interesará a aquellas personas que cuenten con paneles solares dentro de un sistema fotovoltaico, ¿Cómo se realiza el mantenimiento de las instalaciones fotovoltaicas? ¿Qué es lo adecuado y qué no se debe hacer en ningún caso? ¿Cómo limpiar las baterías y el resto de elementos? Te lo contamos en este nuevo artículo de nuestro blog. Sigue leyendo para saber cuál es la manera correcta de mantener y limpiar una instalación fotovoltaica.
Cuidando mi instalación
Uno de los mayores atractivos de una instalación fotovoltaica para producción de electricidad, aparte de la energía gratuita, es que apenas necesita mantenimiento, por lo que el coste apenas se reduce a la amortización de la instalación. La gran ventaja es que, al no tener partes móviles, el mantenimiento suele ser sencillo, pero no hay que olvidarlo. En el peor de los casos tendremos una avería que provocará un mal funcionamiento de la instalación, que además puede provocar daños a los elementos propios de la instalación y a los aparatos enchufados.
Como siempre, y aunque no hacen falta conocimientos avanzados para realizar este mantenimiento, hay que tomar las medidas de seguridad necesarias, tales como protección básica, y en caso necesario para alturas, ya que las placas suelen estar en tejados. En caso de duda, recomendamos acudir a un técnico cualificado, ¡la seguridad no tiene precio! Explicamos, grosso modo, cómo hacer el mantenimiento de su instalación, desde los soportes físicos de las placas, pasando por las baterías, hasta el estado de las conexiones eléctricas del interior de la vivienda.
El enemigo del metal
El elemento más básico de una instalación fotovoltaica es la misma estructura metálica de las placas, es decir los anclajes y soportes de las placas. La estructura metálica debe ir con un tratamiento de imprimación y pintura para exteriores como mínimo, por lo que no debería aparecer óxido hasta pasados 5 años.
En el caso de zonas costeras, es muy recomendable el tratamiento cincado o galvanizado, lo que dará una protección mayor contra la humedad, la salinidad y las altas temperaturas. Otra opción mejor es montar la estructura con aluminio que, aunque no es ‘invencible’, es mucho más resistente.
Limpieza, ante todo
El mantenimiento de una placa consiste básicamente en mantener la superficie limpia, sin polvo, arena, partículas o grasas. Puede bastar la lluvia (o incluso la nieve), para que la suciedad se elimine sola, pero si no tenemos esa ayuda hay que limpiar directamente las placas con agua templada, a poca presión y caso necesario con jabón de lavavajillas. Siempre se debe usar una esponja no abrasiva. Una o dos veces al año suele ser suficiente.
Hay algunos casos particulares, por ejemplo, si se vive cerca de un aeropuerto, o una zona de carreteras, habrá una acumulación de grasa en las placas que sí deben ser limpiadas periódicamente para no perder capacidad de producción. Es también importante el caso de muchas ciudades del sur de España, donde son frecuentes en verano los episodios de nubes de arena, y aunque no van a producir daños físicos en la instalación, sí que dejan la placa con una capa de polvo o barro, por lo que se notaría la disminución de producción.
Lo más importante: baterías
Su función es primordial, almacenar la energía producida por las placas solares para disponer de esa energía a demanda en cualquier momento y por eso deben estas siempre en perfecto estado para asegurar el suministro. Dependiendo del uso de la instalación, valoramos la frecuencia del mantenimiento, es decir, no tienen el mismo mantenimiento unas baterías en una vivienda para uso ocasional, que en una vivienda permanente.
En este último caso habrá una carga y descarga continuada, por lo que van a ‘sufrir’ más y, por lo tanto, hay que ‘cuidarlas’ más. Por supuesto, antes de manipular nada en la instalación fotovoltaica, hay que apagar el inversor (si lo hay) y bajar las protecciones eléctricas para asegurar que no hay consumo. Lo último que queremos es un accidente eléctrico.
Varias opciones
Primeramente, están las baterías de gel AGM, no necesitan mantenimiento interno, solo hay que vigilar que estén limpias y en buen estado, mirando siempre los bornes, que no haya óxido y que estén engrasados debidamente. Como segunda opción tenemos las baterías de litio-hierro, En este caso, su mantenimiento interno suele estar automatizado por el controlador-regulador de carga, que ya vigila que cada celda de litio esté en buenas condiciones, y de lo contrario se activará el piloto de revisión. Como última opción, las baterías de plomo-ácido, en las que el mantenimiento es primordial para alargar al máximo su vida útil.
Al igual que las baterías de coche antiguas, hay que vigilar los niveles de agua destilada para que estén en el intervalo mínimo-máximo que marca el fabricante, por lo que comprobaremos su nivel y rellenamos hasta la marca máxima. Nosotros recomendamos revisar el nivel de agua destilada al principio y final de verano, como mínimo. En el caso de las baterías agrupadas de plomo-ácido, si el regulador no está preparado para hacerlo automáticamente, se debe hacer una carga de ecualización. Es recomendable entre tres y seis veces al año para evitar la degradación por sulfatación de las placas internas de plomo en la batería. Para este caso, conviene consultar al instalador de nuestra instalación.
Los olvidados
El cableado suministra la corriente al inversor y este adecúa la corriente continua a corriente alterna, por lo que debe estar en perfectas condiciones para evitar daños a los aparatos enchufados, u ocasionar un accidente eléctrico. Se debe verificar que no haya cables agrietados o dañados, ni excesivamente retorcidos, e igualmente hay que vigilar que los conectores no estén flojos, rotos, u oxidados.
En cuanto al aparato inversor o transformador de la corriente, además de revisar el estado de los pilotos indicadores periódicamente, tanto el aparato como las entradas de aire deben estar limpios y sin obstáculos.
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